Santiago Ramón y Cajal (1854-1934)

" Las ideas no duran mucho. Hay que hacer algo con ellas" Santiago Ramón y Cajal (1854 -1934)

domingo, 2 de enero de 2011

El lado opuesto: La desconfianza

Muchos de los sistemas cerebrales están controlados por fuerzas opuestas, y este es uno de ellos. Controles análogos rigen las conductas sociales, como por ejemplo la conducta de la confianza en personas ajenas. La oxitocina constituye un factor positivo en las interacciones ya que hace que nos sintamos a gusto cuando alguien nos inculca confiabilidad (confía en nosotros). Ese reconocimiento de nuestro merecimiento de confianza nos impulsa a mostrar comportamientos recíprocos de confianza. Esto puede entenderse si consideramos el hecho de que la oxitocina facilita la liberación de dopamina en las áreas de refuerzo del sistema nervioso central (SNC), la activación de las cuales por la liberación de dopamina están asociadas a conductas gratificantes.

En la investigación del juego de la confianza, donde un sujeto debía fiarse de otro prestándole su dinero, cuando el sujeto 2 (a quien le habían prestado el dinero) sentía que habían desconfiado de él experimentaba un incremento de dihidrotestosterona (DHT), un derivado de la testosterona. A mayores niveles de desconfianza mostrada en los hombres, mayores niveles de DHT aparecían en las pruebas. Este compuesto, el DHT, se considera el responsable de los mayores cambios de maduración en la pubertad, y a su vez, se considera como incitadora del deseo de confrontación física en circunstancias sociales críticas. Por tanto, podemos decir que, según estos resultados, los hombres responden agresivamente a la falta de confianza.

Tanto los hombres como las mujeres mostraron por igual el disgusto que les generaba la falta de confianza que habían mostrado en ellos. No obstante, en el caso de las mujeres, no se observó el incremento de DHT y por tanto tampoco la respuesta agresiva. En el experimento, los hombres a quienes les habían prestado dinero y sentían que habían desconfiado de ellos, no solian devolver dinero, mientras que en el caso de las mujeres devolvían mas o menos la misma cantidad de dinero prestada. Todavía no se sabe la causa de tales diferencias a nivel fisiológico.

En las observaciones del cerebro por Resonancia Magnética Funcional (RMf) se observó que en momentos de confianza, se activan las regiones profundas del mesencéfalo donde se establece la dopamina y se estimulan nuestras sensaciones de recompensa. Esto explicaría el hecho de que los sujetos a los que se les había prestado dinero y tenían la sensación de que habían confiado en ellos tomasen la iniciativa de devolver el dinero prestado. Por tanto, podemos decir que los sentimientos positivos que experimentamos cuando confían en nosotros nos refuerzan físicamente y el deseo de corresponder y merecer la confianza en el futuro.

La musica y el Lenguaje

El lenguaje es el elemento más importante de modelado cultural. Es uno de los procesos cerebrales que ocupa espacialmente y funcionalmente un alto coste a nuestro cerebro en el momento de producirlo y comprenderlo. Las áreas que se ocupan de ello son los lóbulos temporales y las áreas inferior-laterales del cerebro más frontal. No obstante, hay patrones de funcionamiento de dichas áreas que son diferentes a nivel cultural. Por ejemplo: los chinos que leen textos en su lenguaje activan de forma intensa parte de la corteza lateral inferior del lóbulo parietan, mientras que esto no sucede en lectores anglosajones.

El área inferior del lobulo parietal se encarga de tareas constructuvo-espaciales en lectores anglosajones, mientras que en poblaciones asiáticas contituye también una área de comprensión del lenguaje. Esta peculiaridad puede explicarse por el hecho de que el lenguaje asiático se basa en pictogramas. Los pictogramas no funcionan como el lenguaje que nosotros usamos. Mientras que en nuestro sistema jugamos convinando y juntando pequeñas unidades para formar unidades de significado, en el lenguaje asiático cada pictograma constituye un elemento plástico cerrado, es decir, que a cada pictograma es una única unidad de significado.

En el Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Neurociencias de Leipzig, Yun Nan investigó en 2008 a músicos norteamericamos y alemanes mientras escuchaban melodías occidentales y chinas. En esta investigación se comprobó la intensificación de la actividad de la corteza prefrontal lateral cuando los voluntarios escuchaban música de su propia cultura, mientras que no sucedía en música "extrangera". Además, se sobservó que al escuchar sonidos familiares se producía un incremento en la criculación sanguínea en las zonas prefrontales y la corteza motora suplementaria. A partir de estos resultados, se concluyó que el cerebro de un músico genera señales que predisponen al motivo musical, es decir, como si el cerebro, al escuchar la música, es tuviese ejecutando las áreas para producir la música que está escuchando.

FOXP2: ¿El gen del lenguaje?

En 2001 se publicó en la revista Nature un artículo sobre la investigación de Anthony Monaco y colaboradores del centro Welcome Trust de genética humana de la Universidad de Oxford. Habían descubierto la mutación del gen llamado FORKHEAD BOX P2, la cual provocaba en quien la padecía problemas de gramática y pronunciación. La mutación del gen FOXP2 se encontró presente en la familia KE, los cuales presentaban desde hacía generaciones trastornos en el desarrollo lingüístico.

No obstante, posteriormente el interés por este hecho disminuyó ya que versiones muy similares a la nuestra del gen FOXP2 aparecen en otros animales. De hecho, nuestro gen FOXP2 se diferencia en 2 de los 700 pares de bases del de los antropoides; y solo en 4 de las bases de los ratones.

Se sigue especulando sobre el efecto del gen FOXP2. Se lo considera un factor de transcripción, por tanto su función es interferir en la "lectura" de otros genes. Si el gen muta la persona afectada encuentra dificultades para dominar la producción correcta de las formas verbales o no pueden repetir palabras inventadas desconocidas. Parece que el trastorno repercute en los mecanismos de elaboración del lenguaje; la mayoría de científicos concluyen que es un problema de inteligencia, más que de lenguaje. No se considera que el gen FOXP2 sea el único responsable del lenguaje.

En el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, Steve Pääbo sitúa la separación del gen de los humanos de los simios hace unos 200.000 años, justo en el momento de desarrollo anatómico del homo sapiens sapiens. Esta coincidencia es considerada como el indicio de que la formación de nuestra versión del FOXP2 es el punto de partida de la aparición del lenguaje. No obstante, en 2007 éste mismo esquipo pudo comprobar que el FOXP2 aparecía también en el ADN de los viejos neandertales: en nuestros antepasados más antiguos. Por tanto, el antepasado común entre simios y humanos, hace 300.000 años, ya tenía el gen del lenguaje.