En uno de sus experimentos, Paul Ehrlich descubrió que al inyectar un colorante azul en el torrente sanguíneo de qualquier animal, todos sus tejidos a escepción de los componentes del SNC (encéfalo y médula) se teñían. No obstante, si la inyección se realizaba en los ventriculos cerebrales entonces el colorante se expandía por todo el SNC. Ésto hizo pensar que había una especie de filtro o barrera que protegía al SNC de qualquier tipo de substancia ajena a él y que ésta barrera está establecida entre la sangre y el líquido que envuelve el SNC. A esta barrera se la denomino barrera hematoencefalica.
Esta barrera es selectivamente permeable. Esto significa que solo aquellas substancias seleccionadas pueden atravesarla. En general, entre las células de nuestro organismo y las células de los capilares sanguíneos, existe una pequeña separación o hendidura que permite el paso libre de substancias. En el caso de los capilares cerebrales ésta hendidura no existe produciendo así un tránsito controlado de substancias. De esta manera, muchas substancias no pueden salir de los vasos sanguíneos, y por tanto, podemos considerar a las paredes de éstos vasos las componentes físicas de la barrera hematoencefálica.
El hecho de que no existan dichas endiduras fuerza a que algunas substancias deban ser transportadas activamente (es decir, se necesita un consumo de ATP - energía - para su transporte) mediante proteïnas especiales. Por ejemplo, es necesario el uso de proteïnas transportadoras para llevar la glucosa (el combustible del cerebro) y a su vez para eliminar los productos de desecho.
La función principal de la barrera es mantener en equilibrio químico en entorno del cerebro, ya que, como sabemos, la transmisión de mensajes de un lugar a otro depende de un equilibrio bioquímico muy delicado en el interior de las células y en el líquido que las rodea. Si se alterase el líquido extracelular ligeramente, la transmisión de mensajes se vería alterada lo que implica alteraciones en las funciones cerebrales.
La barrera hematoencefálica no es uniforme. Hay zonas donde es más permeable que en otras, permitiendo el paso de substancias que son excluidas en otras partes, por ejemplo, en el área postrema la cual está encargada del vómito. En este caso es necesario que la barrera sea mucho más permeable ya que así, las neuronas pueden detectar las substancias tóxicas de la sangre y iniciar la respuesta de vómito. Si el organismo tiene suerte, el veneno es expulsado antes de que cause demasiados daños.
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